Björk: Vulnicura

Una década de relación amorosa es algo a tener en cuenta, es un período de tiempo muy largo en el cual ocurren muchas cosas. No todas son buenas, también hay partes malas, como en todo. Por desgracia ese fino hilo que es una relación amorosa y sentimental se rompió para Björk; unas personas lo asumen de una mejor manera que otras y ella, para intentar sobreponerse a ello decidió transladar sus sentimientos a su música.

Y es lo que ha hecho precisamente en su último álbum, el octavo, de estudio (sin contar bandas sonoras). Vulnicura ha sido el tercer intento de la cantante islandesa de mantener el estatus de icono pop desde Medúlla, su último disco que más o menos consiguió una alta aceptación y excelencia, al menos objetivamente. Y en esta ocasión sí se cumple lo de «a la tercera va la vencida», porque, además de estar superando ventas (a pesar de la lucha añadida que ha tenido que hacer frente a las filtraciones), se confirma generalmente como el mejor desde ese experimento vocal de 2004, ya hace más de una década. Así que a continuación desgranaremos ese aparente éxito prematuro que está teniendo Vulnicura.

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Para ayudarme con esta reseña, tengo a Frikotheque, que aparece entrecomillado.

 

Hace unos meses, se desveló que el videoartista Matthew Barney, la pareja de Björk y con quien había tenido una hija, había roto con ella. No se dio mucha información al respecto, sólo sabíamos que había sido un golpe duro para la ganadora del Polaris 2010. «Durante esa época, ella se encontraba anímicamente destrozada (una relación sentimental duradera deja huella en el alma) así que decidió que tenía que sobreponerse al dolor, tenía que salir de esta. Por ello se puso manos a la obra en el estudio. Trabajó con gente como The Haxan Cloak o Arca, artistas que la ayudaron a producir el disco y le dieron un toque espectacular a su música y con los que la experiencia fue más llevadera. Trabajó con otros como Antony Hegarty, artista con quien canta a dúo en Atom Dance y con quien repite colaboración (recordemos que ya había trabajado con él en dos canciones de Volta)».

«Björk tuvo que rememorar esos momentos tan oscuros y tan dolorosos a la hora de componer varias canciones tales como Black Lake o Family, cuyas letras lo dejan claro y nos ponen los pelos de punta, esto nos deja constancia de todo lo que ha debido pasar». Sólo hay que buscar el significado etimológico en latín: vulni significa herida. Pero la verdad es que también es un álbum más potente: al igual que Biophilia habla de un tema menos personal y íntimo, sus melodías eran más ligeras y distantes, casi primitivas. En cambio en este nuevo disco vemos cómo la autora de Jóga vuelve a darnos piezas para meternos dentro de ella, como sugiere en su artificial portada. Esto se evidencia en temas tan emocionales como el opener Stonemilker, con cuerdas suaves pero presentes y un beat sencillo y minimalista, para no ensuciar la limpieza y serenidad con la que Björk canta, una manera elegante de entrar en los sonidos posteriores. La parte final (aunque en realidad los 7 minutos enteros que dura) nos hace recordar a la Björk de álbumes anteriores con la que tanto hemos disfrutado, haciendo que este álbum sea introspectivo y además nostálgico.

Luego está Lionsong, quizás la más floja del disco, que al tener sólo 9 temas hace que podamos compararlos demasiado. Frikotheque dice que «no sabe muy bien cómo interpretar esta canción: este álbum es sobre la tristeza, la angustia, la separación… y esta canción aporta el toque más tradicional (lo cual no lo solemos asociar a esos atributos)». Es verdad, pero si nos fijamos en las letras, vemos que las seis primeras canciones del disco están estructuradas en dos partes: pre-ruptura y post-ruptura. Lionsong se remonta a 5 meses antes del momento crítico, donde Björk empieza a estar cansada de esa indecisión que mostraba en la canción anterior y «exige claridad». Aquí empezamos a ver el trabajo de Arca, con esos beats metálicos y profundos, aunque este no es el tema donde más se luce. Quizás este sea History of Touches, que aunque sea el tema más corto, concentra en sus 3 minutos lo que es Arca: synths rotos, sampleados, como de otro planeta. Según Frikotheque, «este tema es Arca al 100%; no Björk feat. Arca, es Arca feat. Björk. Aunque esta canción se caracteriza más que por su sonido electrónico, por sus letras angustiosas y tristes», que hablan de los últimos momentos de una pareja cualquiera («every single fuck / we had together / is in a wondrous time lapse / with us here at this moment), aunque es evidente que ella habla de su relación.

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Arca

Y después de la ruptura, vienen los tres temas más destructores y desoladores, con el máximo exponente siendo Black Lake, el punto álgido del álbum. «Depresión pura y dura, violines tristes y… bueno, varias partes tiene esta canción que dura diez minutos. La primera es bastante simple, la voz de Björk es más pura que de costumbre, arreglos mínimos y cuerdas por todos los lados; luego la cosa cambia, unos beats marciales nos introducen la siguiente parte de la canción, más triste aun si cabe». Realmente la escucha entera de las diferentes estrofas, separadas por largos intervalos de cuerdas en suspense, como momentos de reflexión en silencio, hace de esta la canción más intensa casi de su carrera entera. «Björk, ¿qué te ha pasado? ¡Déjanos darte un abrazo!» Creo, Frikotheque, que no hace falta: ella dice que el proceso más doloroso pero productivo de la grabación de un álbum es cuando se pasa meses encerrada y sola escribiendo los temas. Luego, la parte colaborativa es más entretenida pero corta, aunque igual de productiva, sólo hace falta ver el trabajo de Haxan Cloak en la parte rítmica de Family, «una de las cosas más oscuras que ha compuesto nunca, esos beats, esa melodía/ritmo, esos violines… no podemos evitar recordar a Medúlla en las voces, si no fuese por esa parte del centro, un pasaje de arpegios caóticos y nerviosos de violín que culminan en otro pasaje bucólico y celestial, que nos deja los pelos de punta como escarpias, puro terror y pura tensión; el dolor psicológico que ha debido pasar Björk se plasma en estos temas». Notget es un tema menos profundo, más superficial, aunque igual de oscuro, que presenta una melodía casi imperial, y más tribal y machacona. «Un sonido oriental por aquí y por allá que o te encanta o lo dejas. Posteriormente cambia un poco y ese ritmo del principio cambia para dar paso a una canción que Björk podría haber compuesto en cualquier etapa de su carrera».

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The Haxan Cloak

Las últimas tres canciones son más variables y dinámicas. Que no es que las otras no lo fueran, sino que ya no estamos hablando de pasajes extenuantes de tensión, uno de los defectos de este álbum (sí, hay algunos momentos en que desearías que esa parte durara menos, o que no se estuviera tanto rato en torno al mismo riff. Realmente es un álbum bastante denso no apto para cualquier oído). Frikotheque nos apunta: «¿Os acordáis de The Dull Flame of Desire? Pues Atom Dance es una evolución lógica, de hecho Antony Hegarty también colabora en esta canción, de la que pocas cosas que no sean buenas puedo decir. Por una parte la primera mitad de la canción en la que Björk se recrea entre un arpegio base de cuerdas hasta que Antony empieza a cantar, una producción y una melodía de 10; y posteriormente una segunda parte que irrumpe de repente y que cambia un poco la melodía de la canción, siempre in crescendo. Antony canta bastante más aquí, se explaya, modulando su voz al más puro estilo James Blake, y la verdad es que da gusto escucharles a dúo, forman una pareja muy completa». Según nuestro redactor, esta canción está a la altura de lo mejor que ha hecho Björk en los últimos años, junto a Mouth Mantra: «si lo anterior era precioso esto es pura mística musical al más alto nivel, Arca nos desvela aquí todas sus técnicas y todas sus armas, las cuales nos dejan con la boca abierta. Creo que esta canción no podría haber sido producida de mejor manera por ninguna persona existente: esto justifica la unión entre la cantante y el venezolano; esos arreglos electrónicos en toda la canción, unos beats muy estilo glitch y sobre todo lo demás, ese último minuto de la canción y esos otros arreglos electrónicos absolutamente indescriptibles y tan maravillosos. Una auténtica maravilla».

Parece que a Frikotheque le ha gustado mucho esta última parte, sin embargo, en las notas que me dejó, para la última canción, Quicksand, sólo me escribió esto: «Pluto II». No estoy de acuerdo; sí creo que en cierta medida esta canción recuerda a la canción de Homogenic (de hecho el álbum entero presenta unos arreglos de cuerdas impresionantes y percusión abrasiva, al igual que su obra maestra del 97), y poco se habla de Spaces, su productor; pero sin entrar si es mejor o peor, Quicksand es algo diferente, va por otro camino: es ligeramente distinta a las anteriores. Las cuerdas siguen pero en un modo más optimista, aunque las letras siguen recreándose en el mismo tema desde diferentes puntos de vista («when i’m broken i am whole / and when i’m whole i’m broken […] she’s […] we’re), sobre un manto de beats que forman una red metálica que desmenuza todo a su paso, como un huracán. Pero el final cortado, literalmente, de esas cuerdas, da la impresión de que hay algo más; que aún hay esperanza después de una ruptura así, porque la vida al fin y al cabo sigue. Una manera bastante poco convencional para Björk de acabar un disco, que normalmente suele ser al revés: algo muy potente al principio y un final relajado o triste, cosa que cambia en Vulnicura, siendo la primera y la última las canciones más «optimistas».

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«Al final de todo», dice Frikotheque, «tras acabar todos los detalles del disco, nació Vulnicura, un disco que como el mismo nombre indica, cura las heridas, las físicas y las del espíritu, un disco capaz de hacer quebrar un corazón y de coserlo nuevamente. Y es que Björk ha nacido de sus cenizas como un ave fénix por segunda vez, tanto como persona, como artista. Vulnicura, dejando de lado el contexto del álbum, es una música hermosa capaz de acariciarte el alma».

Recordamos que, aunque el álbum ya esté disponible para comprar en iTunes, será lanzado en formato físico en marzo. Esto es porque One Little Indian, la discográfica de Björk, decidió lanzarlo apresuradamente después de que se filtrara entero casi dos meses antes de su lanzamiento, en una estrategia de venta similar a la de Madonna estas Navidades pasadas. Creo que esta reseña no es el sitio adecuado para empezar a hablar sobre el tema de las filtraciones, aunque a raíz de lo que ha pasado con Vulnicura debo escribir un artículo exponiendo mi opinión.

Lo más destacable: la vuelta a los arreglos de cuerda, que los fans de Homogenic Vespertine amarán, la intensidad de los temas, en contraposición a lo abstractos que fueron los de Biophilia, la elaboración rítmica, mucho más arriesgada que la de álbums anteriores, y que volvemos a empatizar con la voz de Björk, que con el tema universo y las problemas de salud se había quedado un poco en segundo plano.

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Lanzado: 21 Enero 2015 / One Little Indian

 

3 Respuestas a “Björk: Vulnicura

  1. Pingback: Björk @ Poble Espanyol, 24/07/2015 | 320 Kbps·

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  3. No sé de dónde habéis sacado que Notget es una canción superficial y poco profunda: a mí me parece que tiene una importancia bestial en el proceso de curación que es el disco. Björk analiza cómo se siente, acepta su dolor y lo ve como una manera de salir adelante. En esta estrofa se ve como el proceso de curación al fin empieza a tener efecto:

    If I regret us
    I’m denying my soul to grow
    Don’t remove my pain
    It is my chance to heal

    A nivel musical es impresionante el disco y realmente puedes oír lo que Björk sentía, pero sin duda para mí las letras son EL CENTRO de Vulnicura.

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